Para identificar un rostro en forma de diamante, observa tu reflejo con atención. Fíjate si tienes la frente afinada, pómulos prominentes que forman la parte más ancha del rostro y una barbilla delicadamente puntiaguda. Si estos tres rasgos elegantes coinciden, posees la codiciada y distintiva estructura de rostro diamante.

El rostro diamante es una obra maestra de la naturaleza: una mezcla escultural de frente estrecha, pómulos marcados y barbilla afinada que crea una simetría impactante. Esta joya arquitectónica ofrece un toque glamuroso instantáneo digno de alfombra roja, convirtiendo cada mirada en una pose de perfil perfecta.

Evita las monturas estrechas: amplifican los pómulos y rompen la simetría natural. Las formas redondas suavizan demasiado tus ángulos, apagando tus rasgos llamativos. Las monturas adecuadas realzan, nunca ocultan, el atractivo esculpido de un rostro diamante.

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